La casa de mi abuela

Mi familia es boyacense, todos nacidos en el Municipio de Villa de Leyva. Soy la hija rola (cundiboyacense) de una campesina que, al igual que muchos en este país, decidió emigrar a la capital en busca de oportunidades. Sin embargo, Villa de Leyva es parte de mí, de nosotras. Allí aprendí a caminar, por eso tengo el tabique desviado, de tantas veces que me golpee el rostro con las piedras del suelo y las esquinas de las ventanas de madera. Aprendí a multiplicar y dividir en el colegio Nueva Era, a la entrada del municipio, donde también aprendí a hacer una huerta y a jugar capturar la bandera. Quiero contarles esa Villa de Leyva que habita en mi mente, la que está lejos de ser un destino turístico. Aquí tienen algunas crónicas para ver a Villa de Leyva como la veo yo: como un hogar. La casa de mi abuela me recibió cada vez que llegué al municipio, ella también me enseñó las tradiciones y palabras boyacenses. Hoy yo les enseño a ustedes lo que los villaleyvanos han vivido.

Los relatos que leerán a continuación recogen las experiencias de vida de villaleyvanos que nacieron en los años 50 y 60 y que vieron la transformación del municipio. Recuerdan la Villa de Leyva tradicional, pero también el discurso de Gustavo Rojas Pinilla al declarar su hogar como Monumento Nacional y la llegada de cientos de turistas colombianos y extranjeros. En sus historias conviven las tradiciones boyacenses y españolas de sus padres y las tradiciones y productos culturales que trajo consigo el turismo y la globalización. También encontrará el relato de Hernán Charry, un antioqueño que llegó a Villa de Leyva en los años ochenta cautivado por uno de los mayores atractivos del territorio: su cielo despejado que lo convierte en un gran observatorio astronómico. Después de cuarenta y tres años viviendo en el municipio, Hernán se considera a sí mismo un villaleyvano más.

El tesoro de la guaca.

En algún lugar de Villa de Leyva se encuentra el tesoro familiar de Cosme: grandes baúles llenos de joyas y oro que durante años han sido buscados, sin resultados, por villaleyvanos aventureros. 

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El llamado de fe de una joven villaleyvana

Clara encontró su vocación en uno de los templos más visitados de Villa de Leyva. Desde allí dedica sus días a ayudar a la comunidad villaleyvana a través de la oración y el trabajo. 

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Protectora de lugares mágicos

Diana nació en Villa de Leyva en 1960 y vio los cambios que su territorio sufrió a través del tiempo; vio la transición del municipio, de pequeño a grande. Sin importar los cambios, ve en cada esquina un recuerdo vital que la impulsa a proteger el municipio.

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El “loco” que envió una rata al Espacio

Hernán Charry se dedica a la astrología y astronomía desde que tiene ocho años. Sus experimentos lo han llevado a ser reconocido en esta área de estudio en Colombia, aunque no todos estén de acuerdo con lo que hace.

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¿Cómo llegué aquí?

La pregunta por las historias de vida y relatos de Villa de Leyva llegó a mi vida hace varios años. Nació de la necesidad de mostrarle a otros el cariño que yo tengo por sus calles. Es por eso que les quiero contar mi historia personal, que también es un homenaje a mi abuela, la responsable de hacer que este pueblo se sintiera como mi hogar. Esta historia se aleja de las anteriores en la línea temporal, y además de ser un relato de Villa, es también uno del duelo, dedicado a la mujer que me acompañó hasta hace unos años.

julia, julia, julia, julia de mi amor

La Villa de Leyva que conocí cuando era pequeña ya no es la misma. Se han ido personas, mascotas, lugares e incluso mi hogar. Lo que me quedan son los recuerdos de cada cosa que viví en sus calles.

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Aún falta mucho por explorar, este es el inicio del camino en la construcción de un relato social y emocional de la comunidad villaleyvana que día a día se transforma.

Galería: Detalles antiguos

Fotografías del archivo de Roberto Páez. Año aproximado: 1960. Son detalles de casas villaleyvanas

Galería: cápsula del tiempo

Fotografías del archivo de Roberto Páez. Son registros fotográficos de Villa de Leyva entre los años 50 y 90. Hay registro de cuando el mercado era en la plaza principal, de cuando había carrozas, fotografías de familias y de diferentes promociones de estudiantes.